Taller "Desarrollo y Medio Ambiente"
Conferencia del Profesor José A. Lutzenberger
Buenos Aires, Argentina
14 de octubre de 1995

Quiero, ante todo, agradecer a la Fundación Fortuna por invitarme a esta importante reunión. Sin embargo, no voy a hablar de legislación, que es lo que me pidieron, sino de algo mucho más profundo, porque, como dijo el moderador, la legislación solo se respeta cuando existe la necesaria consciencia. Ayer, mi ex-colega William Reilly hablaba de las tres fases del movimiento y de la situación ambiental en el mundo. La primera, la de los años sesenta, la fase de darse cuenta de la problemática; la segunda, los años ochenta, la de confrontación y la tercera, que es la actual, en la que ya hay una cierta integración de fuerzas. Pero ahora tenemos que entrar en una cuarta fase, que es la de repensar nuestra civilización. Nuestra actual civilización industrialista global no es sostenible. Todos lo saben, por ese hemos tenido en 1992 la Conferencia de Rio de Janeiro, donde se encontraron los jefes de 180 gobiernos para discutir, justamente, lo que ellos llamaban de desarrollo sostenible. ¿Y por qué no es sostenible? Esta es la cuestión que me parece la más fundamental.

Hace unos cuatro años, me invitaron a hablar en una reunión del World Wildlife Fund, o sea el Fondo Mundial para la Vida Silvestre, en Washington. Ellos se proponen preservar la biodiversidad, haciendo en todas partes reservas biológicas, parques naturales, etc. Empecé mi charla diciendo, que me parecia obscena la propia idea que tenemos que hacer parques naturales, reservas biológicas, reservas indígenas, "bancos genéticos" - ¿qué concepto es ese, bancos genéticos? Ahora tenemos en Brasil más un tipo de reserva, las reservas extractivistas para proteger al "seringueiro", el trabajador del caucho. ¿Cómo obsceno? ¿Pero qué cultura es esta, que tiene que marcar pequeñas manchas verdes en el mapa, para protegerlas delante de su propia destructividad...? Al hacer estas reservas estamos diciendo que somos tan destructivos, que necesitamos preservar pequeñas partes de naturaleza delante de nuestra propia agresividad.

En otra reunión, una reunión de gobierno, cuando era ministro de ambiente, estabamos discutiendo con tecnócratas, militares y políticos. Me confrontaron con un enorme mapa de Amazonía, con muchos puntitos y manchas verdes y me decían, ¿pero qué quieren ustedes, los ecologistas? Les ofrecemos todas estas reservas naturales, reservas indígenas, ¿qué quieren? Contesté, que si acepto que esta es la solución, entonces estoy aceptando que todo lo que está en blanco en el mapa se va a destruir, y era más del 95 %. Los 5 % no van a poder sobrevivir en los cambios climáticos que vendrán, tampoco vamos a sobrevivir nosotros humanos!

Y eso lo decía muy claro ayer el Sr. Reilly, que si es verdad que por un lado tenemos hoy muchas industrias más limpias, menos polución, por otro lado la destrucción de la biodiversidad, de todos los sistemas vivos, continúa desenfrenada. A cada año desaparecen miles de especies y una especie, cuando desaparece, no vuelve nunca, nunca, nunca más! Son cientos de millones de años de sabiduria acumulada de la Naturaleza que se pierden para siempre.

Aun en esas reuniones con tecnócratas y políticos, y especialmente con militares, una de las expresiones que más se oía cuando yo hablaba de la necesidad de preservar la gran selva amazónica era - "pero ese inmenso vacío". ¿Desde cuándo Amazonía es un inmenso vacío? Es el lugar más lleno de vida, de vida más compleja, más cibernéticamente integrada, algo increiblemente bello y precioso, y esos tontos solo ven un inmenso vacío. Van a ver un lleno cuando esté todo destruido, entonces sí va a estar lleno para ellos.

Tenemos que repensar lo que es progreso. Si progreso significa siempre más felicidad, para siempre más o igual número de personas, en un mundo siempre mejor, siempre más harmónico, más bello, entonces lo que hemos tenido en estos últimos cincuenta años no puede ser progreso. En números absolutos tenemos mucho más miseria, mas cacofonía, más cosas feas. Ayer mismo, viendo algunas partes de la Cuidad de Buenos Aires que conocí cuando tenía unos veinticinco años, hace más de cuarenta años, como se ha afeado, y a eso le llaman progreso.

En la reunión de Rio la Sra. Bundtland, primera ministra de Noruega y que era la mentora de aquella reunión, insistía en que necesitamos más desarrollo, sin definir desarrollo, para tener los medios para poder controlar los daños que el desarrollo que ya hemos tenido nos há causado, o sea, estaba pidiendo más nieve y más montaña para la bola de nieve que ya se está transformando en avalancha. Esta es la doctrina que prevalece. La especie humana se encuentra hoy en una situación absurda. El 20 % de la Humanidad, o sea la mayoría de las personas en los países dichos de Primer Mundo y los ricos del Tercer Mundo viven un estilo de vida orgiástico, hedonista, que no es sostenible. Si solo los americanos continuaran con su estilo de vida de derroche de materiales, de energía, ya no seria sostenible ni para ellos solos. Pero la doctrina económica que aceptan todos los gobiernos prevé que este estilo de vida debe extenderse a todo el mundo. Cuando se oyen los grandes capitanes de industria, por ejemplo ahora en Alemania, los jefes de la industria automotriz, están eufóricos, contemplando el inmenso mercado que esperan tener en China. Están seguros que el último chino en el desierto de Gobi y el último "caboclo" en el valle más remoto de Amazonía también tendrán dos coches por familia. Pero todos sabemos que esto es imposible.

Tenemos hoy más de quinientos millones de coches particulares en el mundo y ya es un desastre. Ahora imaginense que los 5,6 mil millones de personas que ya somos, y se calcula que en el año 2020 seamos ocho mil millones, vengan a tener la densidad de coches que tenemos hoy en los países del Primer Mundo. Se espera que el crecimiento de población venga a estabilizarse en unos veinte mil millones en el año 2050. En esta cuenta, tendríamos entonces unos quince mil millones de coches en el planeta, sin contar los vehículos de servicio! Imposible. No hay recursos para eso, no hay atmósfera para eso. Seria suicidio colectivo.

Si el planeta no aguanta que el último chino, el último "caboclo" tengan dos coches por familia, quien sabe no es pecaminoso para nosotros tenerlo. Deliberadamente utilizo esta palabra religiosa. Sí, ¿no será pecado el estilo de vida que tenemos hoy, puesto que es suicida? Hay que repensar!

El dogma más básico de nuestro actual pensamiento económico es que una economía nacional solo está sana mientras crece. ¿Pero cómo puede algo continuar creciendo siempre? Cuando nace un bebé, en los primeros tres meses duplica su peso, en más tres meses ya no duplica y después crece siempre más despacio, a los veinte años para de crecer, después estabiliza, envejece y muere.Si yo con mis 69 años hubiera duplicado mi peso a cada tres meses, serían doscientos setenta y seis duplicaciones. En las modernas calculadoras electrónicas de bolsillo es fácil hacer la cuenta. El resultado seria una cifra con 83 ceros... El número de partículas elementales del Universo entero, según los cosmólogos que he leído, tiene menos de cincuenta ceros. Todo crecimiento expotencial significa duplicación en espacios iguales de tiempo. Un crecimiento de un por ciento al año, por ejemplo, significa duplicación a cada setenta años, de dos por cientos, ya es duplicación a cada trinta y cinco años. Pero, a los gobiernos les gustan tasas de 5 o más por ciento, o sea, duplicaciones a cada quince años o menos. ¿Cómo pueden ser tan ciegos?

Les voy a dar una metáfora. Es un fenómeno natural que todos pueden observar en la naturaleza. Una colonia de pulgones se instala en una planta, digamos un tomatero o una col. Desde el punto de vista del pulgón, inicialmente, la situación es auspiciosa - 2, 4, 8, 16, 32,...250, 500, 1000, 2000... pulgones. Pero, inevitablemente, llega el momento en que la planta ya no aguanta, se muere - colapso total también para la población de pulgones. Podrán sobrevivir algunos pocos que irán a poblar otra planta y repetir el desastre. En el caso nuestro, no tenemos otro planeta y nuestro planeta no crece. Otra diferencia fundamental, la población de pulgones crece en números sólo, nosotros también estamos siempre más gordos, consumimos siempre más, nuestro impacto ambiental por persona es cada día mayor. Cuando yo era joven no se conocían cosas como la lata de aluminio para cerveza. Saben ustedes que cada una de estas latas, en su fabricación, significa un consumo de energia eléctrica de 1400 Wh, o sea, lo que consume una lámpara de 100 W en 14 horas. Para obtener el mineral de aluminio son demolidas montañas enteras y para generar la electricidad miles de kilómetros quadrados de bosque virgen intacto son inundados con embalses. Este tipo de crecimiento no puede continuar por mucho tiempo.

Pero, como miden los economistas el crecimiento? Ayer el Sr. Jorge Rabinovich hablaba del Producto Nacional Bruto, también llamado Producto Interno Bruto, y dijo que en realidad no fué inventado para medir progreso, porque no pasa de la suma de todos los flujos de dinero de una economía. Así mismo, todos los gobiernos del mundo, conozco una sola excepción, el gobierno de Bután, miden y comparan progreso, o sea, miden "crecimiento" por este índice. Cuando se dice que los noruegos tienen un PNB de 23.000 mil dólares per capita por año y nosotros, pobres brasileños, solo tres mil, consideran que los noruegos son casi ocho veces más adelantados que los brasileños.

Pero vamos a hacer una consideración interesante. Gran parte del producto nacional bruto de Noruega tiene a ver con su clima. No tengo datos concretos, pero supongo que por lo menos unos cinco o seis mil dólares del total son para calefacción, trajes más calientes, casas bien aisladas, arados de nieve, barcos rompehielo, cosas que en el Brasil no necesitamos. Entonces, ¿en este punto somos tantos mil dólares más pobres que ellos? ¡No, somos más ricos, no necesitamos estos gastos! Quiere decir, que al comparar Brasil con Noruega habría que descontar esta parte.

Hay una falacia fundamental en el pensamiento económico moderno. Los economistas sucumben a una pretensión que aún predomina en las ciencias naturales, que dice que una disciplian es tanto más científica cuanto más matemática utiliza. Ellos quieren ser científicos. Se olvidan que economía, así como se discute en administración pública, tiene que ver con distribución de riqueza, eso es, disciplina ética, más tiene que ver con religión, con moral, con política, no con ciencia. Pero, como quieren decir que son científicos utilizan mucha matemática, hasta matemática muy compleja. Ahora, cuando un científico, un cosmólogo, un físico, o un ingeniero o químico, escriben fórmulas matemáticas introducen en sus ecuaciones unidades de medida como el kilo, el metro, litro, voltio, watt, amperio, ohm, grado centígrado y otras. Estas unidades de medida son definiciones muy precisas de factores objetivos. Pero los economistas introducen en sus fórmulas unidades de moneda, como el dólar, peso, austral, cruzeiro, marco, etc. ¿Pero qué es un dólar, un marco, un dinar? No es una medida física. Una unidad de moneda es un contrato social anónimo. ¿Cómo se puede hacer matemática compleja con eso? Una medida que mide manzanas, peras, duraznos, piedras, casas, sueldos, comisiones, honorários, ¿qué matemática compleja se puede hacer con ella?

Otra limitación fatal en este tipo de cuenta es que todo lo que no se consigue medir en moneda no entra en las consideraciones de los economistas. Dónde, en las cuentas de los economistas, quedan la felicidad, el amor, la amistad, alegria, el dolor, belleza, harmonia, salud y tantos otros factores, que son de capital importancia en nuestras vidas. La economia es, ante todo una disciplina ética. Por lo tanto, sí tiene que preocuparse con estos aspectos.

Ayer alguien decía que las cosas sólo suceden cuando son rentables. Si esto es verdad en la cultura que tenemos hoy, no fué siempre así. Estábamos en una sala con grandes ventanas. De un lado se podían ver lindas torres en construcciones antiguas de arquitectura muy artística, del otro lado, edificaciones modernas extremamente feas. Las lindas torres, seguro que no las hicieron por rentabilidad, pero por consideraciones estéticas, las otras sí, puede que las hayan hecho por rentabilidad. ¿Pero qué pensamiento económico es ese que nos hace hacer cosas siempre más feas?

Volvamos al PNB que nada nos dice sobre calidad de vida, si así fuera, los americanos, con más de veinte mil dólares per capita por año, debieran estar entre las personas más felices y el índio, en su cultura intacta, con PNB cero, entre los más infelices. Es todo lo contrario. Hoy, en el Primer Mundo, de cada diez personas que conozco, unas cuatro van regularmente al psiquiatra y el índio se hace realmente infeliz quando nosotros destruimos su cultura y lo incluimos en la economía de mercado. Pero, por las cuentas que hoy se hacen, la psiquiatría es progreso, su costo también hace crecer PNB.

Como medida de progreso, el PNB es un índice absurdo, pues añade lo bueno con lo malo. Si cae un avión, el accidente movimenta mucha plata - con el seguro, la compra de nuevo aparato, las pompas fúnebres, medicina, hospitales cuando hay sobrevivientes. Por lo tanto, en esta cuenta, cuanto más avión cae, más accidente de coche, etc., ¿más progreso?

En las cuentas que hacen nuestros gobiernos, tampoco nada se descuenta por los recursos perdidos o consumidos y que no vuelven. Cuando en Brasil se destruyen montañas enteras para hacer aluminio, se consumen decenas de miles de kilómetros cuadrados de bosque natural para hacer carbón vegetal para las acerías, el gobierno solo ve las divisas que ganamos con la exportación, nada descuenta. Así nos sentimos más ricos, cuando en realidad estamos más pobres. Es como si yo fuera a mi banco, sacara plata y después de gastarla me sentiría más rico, cuando en realidad estoy más pobre.

Si por lo menos los gobiernos hicieran para la nación las mismas cuentas que hacen los empresarios para sus firmas, nos daríamos cuenta que estamos cada día más pobres. Brasil está más pobre, ya perdió casi todo el bosque húmedo atlántico, ya perdió el veinte por ciento de la floresta amazónica, más de la mitad del cerrado. Los americanos ya quemaron casi todo su petróleo, creen que hacen riqueza sacando lo más rápido posible lo que queda. Lo que hoy se mide como crecimiento es casi siempre demolición.

Cuando pensamos en términos de la Creación, este fantástico proceso de evolución orgánica, un proceso sinfónico que ya viene de unos tres y medio mil millones de años, que dió origen a docenas de millones de especies, nosotros apenas una entre ellas, este maravilloso proceso, lo estamos empobreciendo, desestructurando y los economistas y los administradores públicos ven creación de riqueza...!

¿Por qué se satisfacen los gobiernos con cuentas tán incompletas? Supongo que es porque confunden dos cosas bien distintas. Confunden economía de empresa con economía nacional. Cuando los capitanes de industria, especialmente los jefes de las grandes corporaciones transnacionales, que son los emperadores en nuestro mundo moderno, dicen: "eso no se puede hacer, no es económico" o dicen "sólo así se puede hacer para que sea económico", se refieren a la economía de sus empresas. Sin embargo, cuando el gobierno basa sus decisiones económicas en este tipo de argumento hace una confusión muy grave.

Hagamos un experimento mental. Digamos que en cierto lugar hay petróleo, pero está tan profundo y las dificultades de extracción son tantas que para aprovecharlo tendriamos que gastar más energía en la bomba que la que nos da ese petróleo. Desde el punto de vista de la economía de la nación, es mejor que se quede donde está. Pero, si yo soy un empresario politicamente potente y consigo que el gobierno me conceda ventajas o subsidios especiales, podrá ser muy bien un negócio para mi, con perjuicio para la nación. Observen lo que se hace en gran parte de la tecnología moderna.

¿Acaso el automóvil particular que hoy inunda las cuidades y tranca el tráfico es solución tecnologicamente racional y eficiente para el transporte en masa? ¿Acaso un industrial aceptaría para su fábrica una maquina sofisticada, cara, deliberadamente construida de manera a tener vida corta (obsolencia planeada) con desnecesários cambios de modelo a cada año, una máquina que trabaja unos cinco por ciento del tiempo y en los otros noventa y cinco tranca el proceso que debería ayudar resolver? ¡Claro que no! Por eso los coches ya no se venden con argumentos técnicos sino con la mentira del "estatus". ¿A quién interesa esta política? ¿A la nación? ¡No! ¡A las fábricas de automoviles! Así, gran parte de la tecnologia que hoy se presenta en nombre del progreso no es técnica desarrollada y escojida para satisfacer reales necesidades humanas, es técnica que tiene por finalidad mantener y ampliar el poder de grupos poderosos. Quiere decir que, además de repensar nuestros actuales dogmas económicos, tenemos que reexaminar nuestra tecnología. Volveremos a este aspecto más adelante.

Aún en el pensamiento económico, se está fijando otro dogma. Con el colapso de los régimenes represivos del Este, la mayoría de los gobiernos ahora cree que las fuerzas del mercado van a resolver todos los problemas. Cuando estuve en Cuba, en febrero de 1994, la situación con la falta de alimentos era dramática. Algunos meses después Fidel, pasando por encima de su propia ideología, permitió a los campesinos vender directamente sus productos. Casi inmediatamente volvió el pueblo cubano a tener todo tipo de comida. En realidad el mercado es un buen mecanismo cibernético para encontrar equilibrio entre fuerzas opuestas. Precios son siempre valores subjetivos. Una bola de oro, en una joyería, puede valer mucha plata, pero, si me estoy muriendo de sed en el desierto, la entrego por un vaso de agua. Pero el mecanismo del mercado sólo establece equilibrios social y ecológicamente deseables si no está manipulado y si todas las fuerzas relevantes están presentes. Nuestros actuales mercados están casi todos manipulados o están siempre incompletos.

La política agrícola del Mercado Común Europeo, con sus subvenciones de más de cuarenta mil millones de dólares para mantener precios y destruir excedentes de producción, nada tiene que ver con intercambios libres, es una gigantesca manipulación. Esta manipulación ha llevado a que en el sur de Brasil hemos destruído ya la casi totalidad del bosque subtropical húmedo para plantar soja. Aun, si fuera para alimentar brasileños hambrientos, de los que tenemos demasiados, pero es para alimentar vacas gordas en la Comunidad Europea, las vacas que producen lo que ellos llaman los "mares de leche" y las "montañas de manteca".

Miremos otro ejemplo de mercado manipulado, de lo que se debiera llamar Neocolonialismo, la manera como se distribuyen hoy los costos entre el Primer y el Tercer Mundo. El Primer Mundo concibe, propone y financía, vende también los equipos caros para proyectos como Tucurí-Carajás. Asi consigue comprar a precios ridículamente bajos ciertos recursos, en este caso aluminio, y el Tercer Mundo paga todoss los costos - financieros, sociales y ambientales. El costo financiero fue de seis y medio mil millones de dólares que, con los intereses acumulados, ya pasan de quince mil millones. Se perdieron más de 3.000 km² de selva intacta que fue inundada con el embalse. Ahora se están muriendo más dos mil en su vuelta, por el alto nível freático. Dos tribus indígenas que vivían en la selva que fue inundada, fueran trasladadas. Para ellos fue genocidio. Cuando indios, en su aislamiento y cultura intacta, son contactados por el blanco, la mayoría muere de enfermedades infecciosas, como la gripe y otras, que para nosostros son molestas, pero para ellos son mortales. Algunos miles de "caboclos", trabajadores del caucho, cosechadores de castaña, cazadores y pescadores tuvieron que irse, están en las "favelas" de Manaus y Santarén.

Esa gente, en su cultura, no conoce el concepto de propiedad de la tierra, como el indio, se rigen por sus territorios y senderos. Por eso no tienen documentos de propiedad y como no tienen acceso a una justicia imparcial, nada podían reclamar. Para que se fueran antes de llenarse el embalse, la autoridad eléctrica, selectivamente, inyectando herbicidas en los troncos, mató a todas las seringueras y castaños. Como este era el sustento de esta gente, se quedaron marginados.

¿Y a quién beneficia este gran proyecto? La electricidad, la entregan a tres grandes fábricas de aluminio transnacionales a precio inferior al costo de producción. Quiere decir, que el pueblo brasileño continuará subvencionando indefinidamente la obra. ¿Y por qué tan barato? Por que las fábricas de aluminio sólo pueden exportar a precio de mercado mundial, que están muy bajos. ¿Pero por qué están tan bajos? ¡Justamente por causa del proyecto Tucurí-Carajás! Todas las ventajas están en el Primer Mundo, las desventajas todas con el Tercer Mundo.

Veamos una metáfora. En una subasta se ofrece una obra de arte muy rara y valiosa, digamos un vaso chino de más de mil años. Presentes en la sala están personas que conocen muy bien el valor del objeto, p.ej. directores de museos, pero el que ofrece la obra es ladrón, quiere deshacerselo lo más rápido posible. Los compradores lo saben, se ponen de acuerdo, compran a precio ridículo. Esta es la situación de la materia prima del Tercer Mundo. ¿Quién vende la madera de Malasia? El pueblo Penan lucha desesperadamente contra la destrucción en sus bosques. En la región del Pacífico, en América del Norte, no es diferente. No son respetados los derechos de los indios, que durante siglos supieron vivir en harmonía con la floresta, que para ellos son sagradas. El Neocolonialismo ya no necesita enviar tropas, conquistar territorio ajeno, instalar su gobierno para explotar recursos. Además, el poder colonial ya no son gobiernos nacionales, son las grandes corporaciones transnacionales.

Aún cuando no está manipulado, el mercado es ciego para las necesidades de una gran parte de la Humanidad. Aquel pobre diablo que se muere en la calle de Calcuta y que a la mañana siguiente el camión de la basura se lleva su cadáver, que tenía como toda su fortuna un trapo y un turbante sucio, tenía enormes necesidades, pero, por no tener plata, no tenía demanda. El pobre nordestino del Brasil que tiene que alimentar su familia de una docena de personas con quinientos dólares al año, comiendo lagartos, lombrices e insectos, tampoco existe en el mercado - tiene tremendas necesidades pero no tiene demanda.

El mercado es más ciego aún para las generaciones futuras. Si las personas que van a nacer en cincuenta años o en mil y después, tuvieran fuerza en nuestros mercados actuales, ¿cuánto de lo que estamos haciendo hoy no iban a permitir? Pero los niños de hoy también no tienen fuerza decisiva en el mercado, mas bién los educamos para que participen de las actuales orgías de derroche irreversible de materiales y destrucción de sistemas vivos. Ellos van a vivir los desastres que para ellos estamos preparando.

Y si pensamos que nuestro actual experimento, la Sociedad Industrial Global, o, digamos, el tiempo desde que inventamos la agricultura, hace unos diez mil años, es apenas un momento, 0,5% de nuestra verdadera historia que, sabemos, ya alcanza unos dos millones de años por lo menos...! Si nos fijamos apenas en la revolución científica, unos quinientos años, o sólo en la revolución industrial, docientos años, entonces nuestro actual experimento no pasa de 0,025 y 0,001 %. ¿Cómo podemos estar seguros que tendrá suceso? Durante 99,999 % de nuestra historia hemos vivido en relativa harmonia con la Naturaleza, ahora, en 0,001 % estamos en desacuerdo. Entonces, ¿quiénes son los anormales, nosotros o los indios?

No quiero con eso decir que tenemos que volver a vivir como indios, ya que no sería posible. Pero sí tenemos que repensar mucha cosa.

El mercado, hoy casi siempre manipulado, que es ciego para gran parte de la humanidad que hoy vive, que es ciego para las generaciones futuras, es aún más ciego para la Creación. El ganadero brasileño que "limpia" diez mil hectáreas, eliminando el bosque intacto para hacer pastura (pasto, pastizal?) para ganado, o el Sr. David Ludwig que destruyó 300.000 ha de bosque para plantar monocultivos forestales de crecimiento rápido para hacer celulose, le dan un valor negativo al bosque natural, gastan plata para destruírlo. Pero, desde el punto de vista de la Creación, de todos los seres que viven en aquel ecosistema de extrema complejidad para el clima del Planeta, su valor es incalculable.

Por lo tanto, no sólo tenemos que repensar nuestros postulados económicos, hay que repensar también la tecnología, la agricultura, los transportes, la energía, la medicina, los objetos y hábitos de consumo y mucho más!

Veamos la agricultura. Nos dicen que la agricultura moderna es tan eficiente que en paises como Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Japón y otros bastan 2 a 3 % de la población para alimentar toda la nación, mientras que cuando teníamos una agricultura campesina como existía en estos países hasta el cambio del siglo y en parte hasta la Segunda Guerra Mundial, esta era tan ineficiente que se necesitaba del 40 al 60 %, en algunos casos el 80 % de la población para alimentar a todos.

Esta comparación no procede, es engañosa. ¿Qué es lo que era el campesino tradicional y que es el agricultor moderno? El campesino tradicional, en términos de visión económica global, era un esquema autárquico de producción y distribución de alimentos. Autárquico, porque producía sus propios insumos, producía su propio abono, era el estiércolde su ganado, producía su propia energía, trabajaba con tracción animal, con animales que se alimentaban de su propio suelo. Las pocas herramientas e instrumentos que utilizaba, las fabricaba el artesano en el pueblo que era parte de la población campesina. Además el campesino llevaba casi toda su producción al mercado semanal y la entregaba casi directamente en manos del consumidor. En portugués no decimos lunes, martes, miércoles..., decimos segunda, terça, quarta-feira (feria)... Es una reminiscencia de aquella época. Por lo tanto, el sistema campesino tradicional era una estructura integrada, autárquica, de producción y distribución de alimentos.

¿Pero qué es el agricultor moderno? ¡Es un tractorista, nada más! Es un apéndice muy pequeño en una estructura tecno-burocrática que comienza en los campos de petróleo, pasa por las refinerías, por las acerías, las fábricas de maquinas, etc., etc. Cuando el economista moderno se ve confrontado con la fábrica de abonos químicos, la fábrica de agrotóxicos, dice "industria química". Pero estas industrias son parte de la agricultura moderna. La persona que se pasa el día delante del computador en el banco, controlando los préstamos para agricultura se dice "informática". En realidad es parte del negocio de producción y distribución de alimentos. Cuando la dueña de casa americana con su dinosaurio de coche de casi dos toneladas hace un viaje de quince o veinte kilómetros al "shopping center" y vuelve con cincuenta kilos de alimentos orgiásticamente envasados, precocidos y congelados y cuando llega a su casa los pone en el congelador, hay que contar hasta la fábrica del congelador, la fábrica de plástico para los envases y mil cosas más. Si hacemos una cuenta completa en una economía moderna también vamos a encontrar que unos 40 % o más de las horas de trabajo del total de la población están directa o indirectamente relacionadas con producción y distribución de alimentos. Surgió también toda una industria que antes no existía. La gallina se mataba en la propiedad agrícola o, como lo hacía mi madre, en el jardín. Hoy tenemos enormes mataderos que matan hasta diez o veinte mil gallinas por hora; tenemos las grandes fábricas de conservas y de alimentos envasados. Una industria que se dice beneficiadora de alimentos pero que es más bien adulteradora y contaminadora de alimentos.

Si hacemos una cuenta completa, nos vamos a dar cuenta que no hubo gran aumento en la eficiencia de la producción de alimentos, lo que hubo es una redistribución de tareas con nuevas estructuras de poder. Lo peor, es que la agricultura moderna con toda su estructura industrial y de transporte no es sostenible, mientras que lo que hacía el campesino tradicional era indefinidamente sostenible y, con los conocimientos científicos actuales, podría ser enormemente mejorado.

En la generación de energía también se prefieren las grandes estructuras centralizadoras, embalses gigantescos, centrales atómicas o térmicas. Pero el futuro está en la energía solar descentralizada. La energía solar, sí es ilimitada en el tiempo, el sol va a continuar con su brillo actual por lo menos unos cinco mil millones de años más, es muy limitada en el espacio. En la órbita de nuestro planeta, en ciento cinquenta millones de kilómetros de distancia del sol, nos llegan 1400 W por metro cuadrado afuera de la atmósfera y al suelo llegan hasta 900 W. En el techo de cada casa se podría adaptar colectores para captar lo necesário Me quiere parecer que a los tecnócratas no le gusta tanto la energía solar porque no es eficiente su centralización, más bien promueve la autonomía. Hay otro factor importante que debe ser decisivo para ellos - la energía solar, podemos aprovecharla o dejarla, no podemos robar lo que pertenece a las generaciones futuras, como hacen con el petróleo y todos los demás recursos minerales y hasta vivos, como los bosques.

Hoy, el poder se ejerce a través de infraestructuras tecno-burocráticas cada vez mayores, más centralizadas y complejas. Somos una cultura que se basa casi cien por ciento en la tecnología que, a su vez, se fundamenta en ciencias exactas. Sin embargo, la casi totalidad de las personas, aún las que se consideran cultas, son analfabetas en tecnología y en ciencias naturales, con excepción de los peritos que manejan la cosa, estos, son especialistas cada vez más estrechos, con horizonte muy angosto, sin preocupación ética-filosófica. Esto tiene consecuencias políticas muy graves. En las culturas anteriores, por ejemplo, la Edad Media, y hasta durante los primeros cien años de revolución industrial, también había mucha técnica, mucha máquina fascinante, pero era todo transparente para el lego. Hasta sin practicarla casi todos entendían las técnicas que predominaban. Nadie podía confundir horca con arado. Hoy es común este tipo de confusión. Las técnicas actuales son demasiado complejas y su aprovechamiento en la fundamentación de estructuras de poder ya no es transparente para la mayoría de las personas. Un inmenso aparato de publicidad y propaganda mentirosa complica aún más la situación.

Por eso yo le digo a los jovenes, si quieren ser realmente revolucionarios, olvídense de derecha, izquierda y otras tonterías ideológicas, procuren ampliar su horizonte científico y tecnológico y ético-filosófico para que puedan entender como funcionan los actuales imperios donde está la opresión, la explotación, el desastre ecológico y social.

Dirán algunos - ¡pero es imposible! Hasta el especialista ya no consigue conocer toda su especialidd. Esto es verdad si uno quiere saber todos los detalles, hasta los más irrelevantes. Pero sí es posible, si uno se concentra en lo que es genérico, lo que es fundamental, si uno procura ver cada disciplina como parte de la gran sinfonía, si uno distingue entre técnica y ciencia y mantiene perspectiva ética en lo que se refiere a los alvos que persigue la técnica.

Veamos la medicina moderna, es una medicina de la enfermedad, no de la salud, está con el mismo enfoque del mecánico de automóvil - deje que se dañe, que vamos a arreglarlo, de preferencia cambiando piezas. Asi se puede ganar mucha plata, con medicina preventiva uno no puede hacerse rico. La situación de los agrotóxicos en la agricultura es parecida. Una agricultura regenerativa, orgánica no promueve grandes complejos de industria química, sólo ajuda sobrevivir al campesino, hoy tan amenazado de marginación, y produce alimentos sanos.

Necesitamos de una nueva filosofía en la enseñanza. Hasta las universidades ya no son universales, sólo se proponen preparar técnicos especialistas, sin visión amplia. Ya no tienen ni la intención de preparar gente con sabiduría. En muchos casos ya se desprecía esta palabra y las universidades empiezan a trabajar directamente para las corporaciones transnacionales, como ahora sucede en la biotecnología. O sea, ya se ponen directamente al servicio de los grandes centros de poder en vez de cuestionarlos.

Por último, tenemos que cuestionar nuestra mitología, o sea, nuestra cosmovisión. Predomina la visión antropocéntrica que heredamos de nuestro pasado remoto judaico-cristiano. La tecnocracía y los gobiernos ven al Planeta como si fuera sólo un gran almacén de recursos gratuitos e infinitos. No concebimos dejar en paz a la Naturaleza. En todo lo que se mueve o no, solo vemos recursos y los queremos explotar lo más rápido posible. Tenemos que darnos cuenta que nuestro planeta Gaia, es un planeta vivo y que nosostros humanos somos una parte del gran sistema. Muchas de las grandes mitologías no judaico-cristianas y casi todas las mitologías tribales y aborigens tenían una visión holística. Nuestra actual ética es limitada, no contempla a los demás seres. No tenemos reverencia por la Creación en todo su esplendor, como vamos a respetarla, si es todo recurso, si nada es sagrado. En su última fase, la actual fase de Sociedad de Consumo, la ética que el sistema promueve es una ética exclusivamente individualista, egoista. Es una religión de virtudes negativas que promueve un estilo de vida hedonista orgiástico, una religión diabólica.

Si no queremos continuar como tumor cancerígeno en Gaia, tenemos que darnos cuenta que nuestra especie es apenas una entre millones de participantes de la Gran Sinfonía de la Evolución Orgánica.

JAL/bpsg

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